Veinte años después de que la Lettera 22 lograse domesticar un instrumento de oficina para construir una relación entre objeto y persona fuera del trabajo, Sottsass y King intuyen que el objetivo a lograr en ese momento era prefigurar a través de los objetos las formas de nuevas relaciones entre el mundo y los individuos. Sin embargo, la máquina de escribir portátil, que plegaba su carro sobre el teclado para adoptar un volumen compacto fácil de transportar en un maletín, existe desde que salieron al mercado la Corona 3 y Corona 4 en los años veinte, diseñadas por Alexander T. Brown y fabricadas por Corona Typewriters en Nueva York.
Cuanto más observamos el resultado de la Valentine, hasta en la fuerte personalidad del nombre —fuera de todas las series que venía produciendo Olivetti—, como máquina compacta portátil, de estética realmente innovadora y desenfadada, del uso de nuevos materiales que no eran propios de ese tipo de productos, e incluso la introducción de una gama de intensos y atractivos colores para elegir, más se confirma que realmente se trata del precedente conceptual y material del Macintosh, primero y del iMac después.
Aquí interesa más en el proyecto el adjetivo ‘portátil’ que el sustantivo ‘máquina’ para explorar las condiciones en que se refleja el trasvase de valores que se definen a finales de los sesenta, desde la esfera organizada del trabajo hacia la dimensión individual del tiempo libre. En esa evolución de la máquina de escribir hacia el ordenador, se trata de esa misma portabilidad que inicia el Mac en su ámbito, incluso con la forma prevista en su parte superior para introducir la mano y moverlo, antes del portátil propiamente dicho.
Otro logro del proyecto Valentine, además de integrar el carácter latino y el anglosajón con sus diseñadores, fue el procedimiento seguido para testar y recoger un feedback desglobalizado hacia el nuevo producto y ofrecer una campaña de presentación mezcla de lenguajes diversos. La misma orientación que determinó encargar la gráfica de este proyecto multicultural a prestigiosos diseñadores de orígenes diversos: Adriano van der Elst, Isaka Yoshitaro y Milton Glaser.