Se trata del ordenador que transformó definitivamente la estética de diseño colectivo de los productos tecnológicos, para recobrar la fuerte personalidad de una marca que desde la salida de Steve Jobs de la empresa había llegado a caer hasta un 3% de la cuota de mercado de ordenadores personales en 1997.
El día del regreso de Jobs se marcó con el comienzo del proyecto iMac, presentado como un nuevo concepto de ordenador doméstico destinado especialmente al usuario de Internet, que sólo justifica un cambio radical de esquema de lo que hasta entonces era la forma de un ordenador y que abrió el camino a un mundo inexplorado de posibilidades en el diseño de este tipo de productos que cautivó al usuario desde el mismo fin de semana después de su presentación, con la venta de 150.000 unidades.
Además de su forma, un volumen en forma de cuña redondeado, destacaba su material de plástico que no disimulaba su característica propia de un juguete, y que además venía reforzada con un llamativo color turquesa, denominado por el fabricante Bondi Blue. Una denominación que se consolidó después, como color que se identificaba con diferentes accesorios y productos comercializados por Apple en aquel momento. Incluso en el marco de la pantalla, de color blanco translucido, el plástico adquiere una estructura ondulada en su interior, que imita la del cartón de embalaje, aumentando el aspecto casual del producto.
Luego vendría una versión más atrevida, en un azul más intenso denominado Blueberry
y que era transparente para dejar ver los componentes electrónicos de su interior, que ofrecían una tecnología a la altura del valor estético. Esta arriesgada aventura de formas compactas y orgánicas con nuevos materiales y colores, impropios de un producto de alta tecnología. Para completar e intensificar la experiencia, salen variedades en negro y blanco, denominadas Graphite
(1999-2002) y Snow
(2000-2002); e incluso ejemplares con lunares, el Blue Dalmatian
y el Flower Power,
a principios de 2001.